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«¿no es creación toda esta botánica inventiva en donde se trasluce una condición luminosa y mágica?, de la que se puede inferir un carácter femenino. Recordemos que desde el neolítico las mujeres han sido poseedoras del misterio de la creación, en relación con la asimilación de los ciclos naturales. Mucho antes de la aparición de la historia, ya en el Mediterráneo oriental comenzaron a venerarse las diosas consagradas a la fecundidad vegetal, animal y humana. Algo, sin duda estructural, como la concepción de la tierra como una enorme matriz engendradora, origen y regazo de todo lo vivo, que ciertamente la condición femenina ha sabido identificar como algo consustancial, algo sin embargo que no evidencian todo lo eficientemente deseable en muchas de las tareas de muchas de las empresas de género, tan en boga hoy. A modo de ejemplo rememoremos la feminidad vegetal de una Georgia O´keefe, o el mundo pasional de una Frida Kahlo o la simpatía vegetal primitiva de Séraphine Louis, la febril religiosidad fértil del arte de Ana Mendieta, o la turgencia vegetal de Pamen Pereira, o las estructuras compositivas de la americana Gabe Brown.
Dicho esto, y tras esa Cinta de Moebius – a la vez conceptual y digresión creativa por la que hemos navegado -, cabría preguntarse, si lo que en realidad PRS aspira y propone, con sus ideas y fabulaciones acerca de la naturaleza, no es otra cosa que la identificación con una actitud ciertamente poética, pero al mismo tiempo derivada de algún tipo de conocimiento utópico.»
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Extraído de “Afectiva botánica mineral. A propósito de Patricia Ruiz Soriano”, de Juan Fernández Lacomba.
Sala de Exposiciones de la Hacienda Santa Ana.
Ayuntamiento de Tomares.
Del 3 al 30 de mayo de 2012.